Padecimientos
En Uromin contamos con médicos de primer nivel, quienes ofrecen atención integral en padecimientos urológicos a hombres, mujeres y niños.
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La prostatitis o inflamación de la próstata provoca síntomas como la inflamación de la vía urinaria, un aumento de la frecuencia miccional y un deseo urgente de ir al baño, sobre todo en la noche, a lo que se agrega ardor, dolor en la zona baja del abdomen y periné. Es un proceso inflamatorio que puede tener múltiples causas y que, si no se trata, puede llegar a ser mortal.
La prostatitis por lo regular es causada por una infección bacteriana de la glándula prostática. Cualquier bacteria que pueda causar una infección urinaria puede producir una prostatitis bacteriana aguda.
Algunas enfermedades de transmisión sexual (ETS) pueden causar prostatitis bacteriana.
La prostatitis aguda se debe aliviar por completo con medicamentos y cambios menores en su dieta y comportamiento.
La prostatitis aguda puede reaparecer o convertirse en prostatitis crónica.
¿Cuáles son las causas?
Existen diversas teorías sobre las causas que originan la sintomatología de la prostatitis
1. Teoría obstructiva: causada por un estrechamiento de la uretra y del cuello o la pared de la vejiga.
2. Teoría del flujo intraductal: causada porque parte de la orina se filtra hacia el interior de la glándula prostática.
3. Teoría autoinmune: causada por una reacción del sistema inmunitario provocada por las propias bacterias o la orina.
4. Teoría venosa: causada por la alteración del retorno venoso, por ej. por hemorroides o varicocele.
5. Teoría infecciosa: causada por la entrada de gérmenes a la próstata a través de la uretra. También podría producirse por vía sanguínea.
Tratamiento de la prostatitis
El tratamiento de la prostatitis se basa en la causa.
La prostatitis bacteriana aguda puede tratarse de forma ambulatoria con antibióticos, reposo, analgésicos, fármacos para ablandar las heces e hidratación. Por lo general, el tratamiento tiene una duración de entre dos cuatro semanas.
En el caso de la prostatitis crónica, el tratamiento antibiótico se puede prolongar hasta las 12 semanas. Ocasionalmente el tratamiento para la prostatitis crónica puede incluir antiinflamatorios o relajantes musculares. Una vez finalizado, el médico le realizará un seguimiento para asegurarse de que la infección ha desaparecido por completo.
El tratamiento del síndrome de dolor pélvico crónico es difícil e inespecífico, ya que en buena parte de los casos su causa no está completamente determinada. Es frecuente que el tratamiento comience con antibióticos eficaces frente a bacterias atípicas e incluyan antiinflamatorios y/o analgésicos para paliar el dolor.

Aparece en pacientes de 40 a 70 años hasta en un 52-59.6%, quienes pierden la capacidad de obtener o mantener una erección para lograr una relación sexual satisfactoria. Los mayores factores de riesgo son: obesidad, falta de actividad física, fumar, colesterol y el síndrome metabólico.
El tratamiento debe enfocarse en la causa primaria que provocó el problema, por lo tanto, muchas veces se pide al paciente que cambie sus hábitos alimenticios y de salud en general. También se prescriben medicamentos dilatadores de las arterias del pene, sin embargo, cuando la terapia oral ya no es elección lo indicado es la aplicación de prótesis peneana, su colocación es en quirófano y la estancia hospitalaria corta.
Aunque se trata de una enfermedad benigna, conlleva a alteraciones psicosociales importantes, es también relacionada con enfermedades cardiacas y vasculares periféricas iniciales, por lo que se debe tomar como advertencia su tratamiento.

Los testículos no descendidos son casos en los que uno o ambos testículos no logran bajar al escroto antes de nacer. Los pacientes mayormente afectados son los prematuros y aquellos con bajo peso.
Cuando los testículos no descienden de forma natural al escroto se consideran anormales. Un testículo no descendido u oculto aumenta hasta 15 veces la probabilidad de presentar cáncer testicular, por ello su revisión debe ser constante. El descenso debe ser planeado en cuanto se diagnostique. Descender el testículo al escroto, a través de cirugía, puede mejorar la producción de espermatozoides e incrementar las probabilidades de una buena fertilidad.

Esta enfermedad se caracteriza por la incapacidad para retraer la piel que envuelve el pene (llamada prepucio), es decir, no se logra descubrir la parte final del glande, siendo los factores más comunes la inflamación de la piel por no llevar una correcta higiene.
En el caso de mayor riesgo, puede ser factor para el desarrollo de cáncer de pene, así como ser vulnerable a adquirir infecciones por virus del papiloma humano. La indicación principal de tratamiento es someterse a una cirugía, el porcentaje de complicaciones es muy bajo y la recuperación de la circuncisión muy rápida.

La obstrucción ureteropélvica se define como la incapacidad para pasar el flujo de la orina de la pelvis renal hacia el uréter proximal, lo que como consecuencia conlleva a la dilatación del riñón.
Es una enfermedad común en 1 de cada 1500 niños recién nacidos, con mayor porcentaje en hombres. En la actualidad es más fácil llegar a su diagnóstico debido a la introducción de estudios de imagen prenatales, sin descartar el ultrasonido confirmatorio a las 48 horas de vida extrauterina.
El tratamiento de la mayoría de los casos es quirúrgico, la corrección laparoscópica es la opción más redituable.

El climaterio es un acontecimiento fisiológico de la vida de la mujer. Durante el climaterio, sucede el último sangrado menstrual, al cual médicamente se le llama menopausia. Este es el cambio de un estado reproductivo a un estado no reproductivo, que además incluye otros procesos que ocurren simultáneamente en diferentes órganos y sistemas.
Los efectos de la insuficiencia ovárica son diferentes para cada mujer, así como las necesidades terapéuticas y preventivas, cada mujer merece un análisis clínico específico, considerando que el proceso de envejecimiento requiere un tratamiento individualizado al margen del hecho fisiológico menopausia/climaterio.

Estudios recientes revelan que este padecimiento afecta aproximadamente a un 40% de las mujeres, de esa cifra: 30% no tiene interés sexual, 20% tiene relaciones sexuales no placenteras, 15% presenta dolor en el coito, 50% tiene dificultad para alcanzar el orgasmo y 25% no puede alcanzarlo.
Puede tener varias causas, tales como el envejecimiento, el consumo de fármacos específicos o enfermedades crónicas. El tratamiento depende de cada caso y puede abarcar terapia sexual, educación sexual, rehabilitación del piso pélvico o asesoría psicológica.

El prolapso es el descenso y la salida de alguno o varios órganos pélvicos (vejiga, útero, intestinos o el recto) a través de la vagina. ¿Por qué ocurre? Aparece como resultado de la debilidad de las estructuras de conexión y soporte del cuerpo humano (músculos, tendones y ligamentos).
¿Cómo se presenta? Los síntomas son variados, desde dolor de espalda baja, secreción vaginal anormal, infecciones urinarias de repetición, dolor durante la actividad sexual, hasta la presencia de una masa (bola) que sale de la vagina de forma imprevista.
Es un problema más frecuente en mujeres mayores de 45 años, su presencia aumenta con la edad en distintos grados. Se cree que cerca del 11% de las pacientes necesitarán alguna cirugía como tratamiento de este problema.

La incontinencia urinaria se entiende como cualquier pérdida involuntaria de orina o la incapacidad para controlar la micción. Puede variar, desde una fuga ocasional hasta una incapacidad total para retener cualquier cantidad de orina.
No se trata precisamente de un padecimiento que aparece en personas mayores, sino que es consecuencia de cambios específicos en las funciones del cuerpo, como consecuencia de alguna enfermedad, la toma de medicamentos o el inicio de una enfermedad.
En Uromin, contamos con los especialistas para tratar integralmente a pacientes de ambos sexos y de todas las edades, que presenten este padecimiento. Como medida de control, el médico puede recomendar que el paciente realice ejercicios con frecuencia para fortalecer los músculos que ayudan a controlar la micción.

Las infecciones urinarias son las infecciones bacterianas más frecuentes en la población anciana, su prevalencia aumenta con la edad debido a que el envejecimiento produce una alteración de los mecanismos defensivos frente a la infección.
En la mayoría de las infecciones urinarias aparecen leucocitos en la orina como respuesta inflamatoria a la invasión tisular por bacterias. En las más complicadas, los síntomas incluyen: disuria, frecuencia miccional, dolor suprapúbico y fiebre.
En los diagnósticos habituales de infecciones urinarias se recomienda hacer la anamnesis de la patología, una exploración física y en casos específicos un análisis de orina con tiras reactivas, para identificar leucocitos, glóbulos rojos y nitritos.

Se reconoce a las malformaciones de las vías urinarias, como el grupo de alteraciones adquiridas desde el desarrollo embrionario, esto ocurre desde la octava semana de gestación, cuando ocurre el desarrollo renal.
En los pacientes pediátricos con malformación urinaria las infecciones representan hasta un 21.7%. El tipo de anormalidades renales se correlacionan con la gravedad de la dilatación del diámetro anteposterior de la pelvis renal.
Para un seguimiento clínico adecuado, se debe incluir el despistaje de hipertensión arterial y proteinuria. Todos los casos deben ser manejados y estudiados por un médico urológico competente en el tema. El control evolutivo a largo plazo debe contemplar el crecimiento compensador del riñón sano en relación a valores normales estandarizados.
Reflujo Vesicoureteral
Se define como el paso anormal de la orina y conlleva a la necesidad de realizar estudios para determinar el grado de reflujo y sobre todo las repercusiones hacia la unidad renal afectada, ya que aumenta el riesgo de infección en vías urinarias.
Gracias a los avances médicos, puede determinarse el grado de reflujo, es decir, a qué altura del uréter sube la orina o si llega al riñón, pues puede provocar cicatrizaciones en este órgano y con ello la disminución de su función.
El tratamiento oportuno consiste en realizar procedimientos con materiales dentro de la vejiga, que no se absorben y disminuyen el reflujo, hasta volver a colocar el uréter en la vejiga realizando técnicas de antireflujo, este procedimiento puede hacerse por abordaje abierto o por vía laparoscópica. El pronóstico después del manejo quirúrgico generalmente es bueno para la función renal.

Debido a que se trata de un problema de vaciamiento completo de la vejiga, las complicaciones más comunes serán: infecciones de vías urinarias de repetición, piedras en la vejiga, sepsis, falla renal, entre otras.
En las mayoría de las ocasiones inicia como una lesión del recubrimiento por dentro del área de salida de la orina, lo que produce la cicatrización exagerada y desmedida, así como la formación de un callo fibrosos obstructivo de diferentes calibres (de ahí varía la severidad de cada caso).
El estudio para llegar al diagnóstico es la uretrografía retrógada, procedimiento fácil de realizar que concede datos del nivel de severidad, el lugar y la longitud de la lesión.

Los cálculos renales, también conocidos como piedras en el riñón, son como masas de cristal que se forman en el riñón. El desarrollo de los cálculos depende de los químicos que se encuentran en la orina, algunos tienden a acelerar su crecimiento mientras que otros previenen su formación.
Hay casos en los que las piedras en el riñón permanecen en dicho órgano, otros, donde se trasladan a través del uréter; y en otras circunstancias los cálculos renales pueden formarse en la vejiga o en la uretra.
Una insuficiente ingesta de líquidos puede contribuir a la formación de cálculos renales, esto explica cómo al beber poca agua la orina tendrá menos fluido y mayor concentración química (de calcio, ácido úrico, fosfato, entre otros).
Su diagnóstico siempre sugerirá el tratamiento desobstructivo, teniendo una amplia gama de tratamientos, que van desde procedimientos quirúrgicos hasta endourológicos, los cuales se caracterizan por tener una mínima tasa de complicaciones y pronta recuperación del paciente.

Cuando aumenta la cantidad de células en la glándula prostática puede generarse el crecimiento prostático benigno (CPB) o el crecimiento prostático obstructivo (CPO), ambos relacionados con la grado de obstrucción que condiciona al flujo urinario.
Durante el diagnóstico es importante descartar la presencia de cáncer mediante una revisión completa, que incluye examen de orina, ultrasonido urinario y la uroflujometría. A pesar de que existen muchas opciones quirúrgicas para el tratamiento, se ha demostrado que los mejores resultados se obtienen mediante una intervención de mínima invasión: la enucleación prostática con laser de Holmio (HoLEP).
En Uromin, nos enorgullecemos de ser el único grupo urológico del país donde se realiza este procedimiento de manera sistemática, ofreciendo a nuestros pacientes tratamientos innovadores que han demostrado sus beneficios.

Se trata del segundo tumor maligno más común en la vía urinaria. Afortunadamente, mediante la innovación tecnológica y científica se ha incrementado su diagnóstico temprano, siendo más fácil de tratar y por ende se ha alcanzado una mayor tasa de curación posterior a la cirugía.
Se ha visto que tumores pequeños pueden ser rescatados sin necesidad de retirar todo el riñón, solamente el área afectada, lo cual concede un mejor pronóstico para la función renal del organismo.
El abordaje para realizar la nefrectomía parcial puede ser a través de cirugía abierta, nefrectomía parcial laparoscópica o robótica. En Uromin, a través del tratamiento de mínima invasión, obtenemos excelentes resultados en cuanto al control de esta enfermedad.

Los casos de cáncer de próstata son comunes en hombres de 40 años en adelante, siendo los síntomas principales: problemas para orinar, dolor y dificultad para iniciar o detener el flujo de la orina, goteo, dolor en la parte baja de la espalda, así como dolor al eyacular.
Para el diagnóstico de cáncer de próstata, el especialista realizará tacto rectal, este es el modo de encontrar bultos; asimismo, se recomienda someterse a un análisis de sangre antígeno prostático específico (PSA), si los resultados son anormales necesitará otros exámenes como una ecografía, una resonancia magnética o una biopsia.
El tratamiento de cáncer de próstata depende de la etapa en la que se encuentre, puede incluir observación cuidadosa y vigilancia médica, radioterapia, terapia hormonal, quimioterapia, extirpación quirúrgica con intento de curación definitiva, o alguna combinación entre los tratamientos ya mencionados.